Fórmula 1

¡¡¡La última vuelta!!!

Cuando un mundial de Fórmula 1 toca a su fin, siempre hay algunos pilotos que disfrutan o sufren de la última vuelta en su monoplaza, bien porque al año siguiente cambian de garaje o porque sencillamente abandonan el Gran Circo. Este año en Abu Dabi hemos vivido la última vuelta de varios pilotos en estas circunstancias, pero destaca notablemente la de Sebastian Vettel, un cuádruple campeón del mundo que nos deja.

El caso del alemán es uno de los más extraños que he visto en este deporte. En sus 16 temporadas en la Fórmula 1 me he cansado de escuchar que no ha sido nadie, que sus mundiales fueron regalados, que no corrió contra nadie, y que todo se lo debe a Red Bull. De todas estas acusaciones, tan solo la última tiene al menos una base admisible en la argumentación. Efectivamente, el equipo de la bebida energética fue clave en sus logros, pero había que ganar carreras y en el otro lado del garaje había siempre otro piloto con el mismo coche.

Es fácil olvidar su carrera en Monza en 2008 con el Toro Rosso. En aquel gran premio pasado por agua, el de Heppenheim obtuvo su pasaporte al primer equipo del desaparecido Dieter Mateschitz con una pole y una victoria que asombraron al mundo. Con una reglamentación mucho menos vigilante que la actual, el equipo filial de Red Bull usaba más componentes de los que ahora se permiten a los segundos equipos o a los equipos cliente, pero aún así, dominar el fin de semana supuso una hazaña que nunca se volvió a repetir con un coche con ese pedigrí.

Tampoco me vale escuchar una y otra vez que el alemán no se merecía su primer mundial de 2010 cuando Fernando Alonso lo perdió por una estrategia nefasta de Ferrari, precisamente en Abu Dabi, por marcar a Mark Webber en lugar de cubrir al alemán. Las carreras se ganan y se pierden, pero son siempre carreras, y hay que saber utilizar todas las armas que uno tenga a su disposición, y el tetracampeón las usó todas sin dejarse ninguna en el armario.

Por si fuera poco, Vettel es un piloto que cae bien en la parrilla y es querido por la afición, bien sea por su carácter o por haberse involucrado en los últimos años en todo tipo de acciones para luchar por la conservación y mejora del medio ambiente. Gestos como los de ponerse a recoger la basura dejada en las gradas por los aficionados en Silverstone el año pasado le han servido para que sea un piloto al que la afición quiere, aunque buena parte de ella no reconozca sus méritos.

Por eso, olvidándonos de sus gestos a la galería, centrémonos en quien han sido sus principales rivales. El niño prodigio de Red Bull ha peleado mundiales con Jenson Button, Fernando Alonso que, en concreto a sido subcampeón en tres de los cuatro mundiales del alemán, y Lewis Hamilton. Vamos, la flor y nata de la realeza de la Fórmula 1 en los últimos quince años a excepción del holandés volador, con quien ya no ha tenido oportunidad de luchar debido a las pobres prestaciones de su Aston Martin estos dos últimos años. Entonces, ¿por qué no ven en él al crack que nosotros sí vemos?

Pues tampoco puede ser por sus números. En su palmarés aparecen 299 grandes premios disputados, 53 victorias, 57 pole position, 38 vueltas rápidas, 122 podios, y 4 gran chelem. Vamos, un currículo de asustar y con el que en su día batió todos los récords de precocidad, aquellos que primeramente habían batido Alonso y Hamilton, y que ahora está perdiendo Vettel en favor de Max Verstappen.

Lo que ocurre que la memoria es, en ocasiones, muy traicionera y selectiva. Achacar sus mundiales exclusivamente a Red Bull sería lo mismo que justificar los de Hamilton con McLaren y Mercedes, los de Schumacher con Benetton y Ferrari, o los de Alonso con Renault. Este deporte es un deporte de equipo en el que la mecánica pesa un porcentaje suficiente como para inclinar la balanza cuando dos pilotos dicen estar en condiciones similares para luchar por un mundial. Pero, tal y como escribí antes, siempre hay otro piloto hambriento en el garaje de al lado con un monoplaza igual al tuyo, y a ese, por mucho que pueda ser nuestro amigo, es al primero que hay que batir, y Vettel lo hizo.

Quizás ahora que se va, la gente ponga en valor sus mundiales, y le otorgue el mérito que tiene. No he escuchado a nadie decir que los mundiales de Ayrton Senna y Alain Prost de finales de los 80 fueron mérito de Gordon Murray y de Steve Nichols, o que los del Kaiser en Ferrari fueron gracias a Rory Byrne, o los de Niki Lauda en Maranello gracias a Mauro Forghieri, y los de Jim Clark en Lotus debidos a Colin Chapman. Pues por esas mismas razones, nadie debería decir que los mundiales del tetracampeón se debieron exclusivamente a Adrian Newey.

Todos esos ingenieros son partícipes de los mundiales de sus pilotos y elementos necesarios para la consecución de los mismos, pero solo con buenos ingenieros no se gana en este deporte. Hacen falta también buenos pilotos al volante, y Sebastian Vettel ha sido uno de los grandes en este siglo.

Tras la vuelta de Alonso, podríamos pensar que la salida de Vettel pueda tener un camino de retorno a la categoría reina, pero al contrario que el asturiano que siempre ha manifestado su intención de seguir compitiendo, aunque fuese en otras especialidades, el alemán, por el momento, parece querer separarse de la competición y dedicarse a su familia y a sus proyectos medioambientales. Los mismos a los que dedicó los fondos obtenidos con la campaña realizada en Abu Dabi con su casco, mediante la que colocó fotos de sus fans en él a cambio de una aportación económica, y que denominó “The Final Lap” (la última vuelta).

Diferentes son las salidas de Mick Schumacher y Daniel Ricciardo, que parece que acabarán el año que viene como terceros pilotos de Mercedes y Red Bull respectivamente, o la de Nicholas Latifi, que es posible que vuelva a Canadá a contar el dinero que su padre tiene en el banco. La del hijo del heptacampeón nos entristece porque todos quisimos ver en él una continuidad de su padre, pero como me decía mi amigo Miguel Martínez, en nuestra tertulia en la RPA la semana pasada, Mick heredó los genes de su tío Ralf, y no los de su padre Michael. Caso aparte el del australiano que, tras haber puesto contra las cuerdas al propio Vettel en sus últimos años en Red Bull, no ha hecho más que dar tumbos una vez que dejó el paraguas de la bebida energética.

Y no podemos cerrar el último billete de la temporada sin mencionar a los nuestros. Si hubiese que darles una nota probablemente sería la de aprobado raspado a los dos, y eso que, seguro que muchos de los aficionados les pondrán como mínimo un notable alto, así que me justifico. Carlos Sainz ha conseguido este año su primera victoria, además en Silverstone, y nueve podios. Sin embargo, no ha sabido convertir en puntos el potencial de su Ferrari, que empezó la temporada siendo el mejor coche de la parrilla. El hecho de que George Russel finalizase el certamen por delante de él, y que llegase a la última cita por detrás de Lewis Hamilton dice poco a favor del hijo del bicampeón.

Y en cuanto a Alonso, nos encontramos con una dicotomía especial. Es cierto que ha sido mucho más batallador que en su primer año en Alpine, y que ha demostrado que sigue teniendo ritmo de carrera de sobra para pelear en la parte alta de la parrilla. Sin embargo, este ha sido el cuarto año que termina por detrás de su compañero de equipo, en esta ocasión detrás de Esteban Ocon. Lo hizo en 2001 y en 2007 empatando a puntos con Tarso Marqués (ninguno puntuó) y Lewis Hamilton en Minardi y McLaren respectivamente, y con los de Woking acabó con menos puntos que Jenson Button en 2015. Ha sido por lo tanto un año extraño en el que han pesado mucho sus guerras internas con Alpine que desembocaron en el anuncio de su salida en el verano.

Ahora descansen ustedes durante tres meses si pueden aguantar sin ver Fórmula 1. Para los que no puedan esperar al 5 de marzo en Bahréin, les recomiendo que se enganchen a las noticias invernales que este deporte siempre genera, y que empiezan mañana mismo con los test post temporada donde rodaran los jóvenes pilotos debutantes en 2023, y los no tan jóvenes que también cambian de equipo, y que probarán los nuevos Pirelli, y recuerden, para nosotros, los ultras de este deporte, esa última vuelta no existe.

@luismanuelreyes

CLASIFICACION

1.-Max Verstappen (Red Bull) 58 - 1:27'45.914 
2.-Charles Leclerc (Ferrari) 58 - 1:27'54.685
3.-Sergio Pérez (Red Bull) 58 - 1:27'56.007
4.-Carlos Sainz Jr. (Ferrari) 58 1:28'10.806
5.-George Russell (Mercedes) 58 - 1:28'21.802
6.-Lando Norris (McLaren/Mercedes) 58 - 1:28'42.148
7.-Esteban Ocon (Alpine/Renault) 58 - 1:28'43.154
8.-Lance Stroll (Aston Martin/Mercedes) 58 - 1:29'02.845
9.-Daniel Ricciardo (McLaren/Mercedes) 58 - 1:29'09.182
10.-Sebastian Vettel (Aston Martin/Mercedes) 58 - 1:29'09.812
11.-Yuki Tsunoda (AlphaTauri/Red Bull) 58 1:29'15.285
12.-Zhou Guanyu (Alfa Romeo/Ferrari) 57 - 1:28'04.964 - 1 vuelta
13.-Alexander Albon (Williams/Mercedes) 57 - 1:28'05.844 - 1 vuelta
14.-Pierre Gasly (AlphaTauri/Red Bull) 57 - 1:28'06.463 - 1 vuelta
15.-Valtteri Bottas (Alfa Romeo/Ferrari) 57 - 1:28'15.617 - 1 vuelta
16.-Mick Schumacher (Haas/Ferrari) 57 - 1:28'29.984 - 1 vuelta
17.-Kevin Magnussen (Haas/Ferrari) 57 - 1:28'36.642 - 1 vuelta


18.-Lewis Hamilton (Mercedes) 55 - 1:24'16.987
19.-Nicholas Latifi (Williams/Mercedes) 55 - 1:26'35.988
      Fernando Alonso (Alpine/Renault) 27 - 41'53.555