jueves. 05.12.2024

Skoda Auto celebra un aniversario especial este año: hace 120 años, el fabricante checo empezó su exitosa andadura por el mundo de los deportes de motor, que ha incluido numerosas victorias en el famoso Rallye de Monte-Carlo a lo largo de este largo período. Los vehículos Laurin & Klement participaron en la segunda edición del clásico rally en 1912, y en 1936 un modelo con la flecha alada estuvo por primera vez en la línea de salida de la legendaria competición – el roadster Popular Sport acabó en segundo lugar en la categoría de menos de 1.5 litros. Tras la Segunda Guerra Mundial los vehículos Skoda se ganaron inicialmente su reputación en la categoría de menos de 1.300 cm³, como demostró el hat-trick del Octavia entre 1961 y 1963. En los años 90, el Favorit 136 L continuó la historia de éxito en Monte-Carlo con cuatro victorias consecutivas, acabando en primera posición de 1991 a 1994. El Fabia con tracción total ha sido la sensación de los tramos especiales de los Alpes Marítimos situados encima de Mónaco desde principios de esta década. Y, en 2018, el modelo R5 con motor turbo alcanzó en el Monte la victoria en la categoría WRC2.

El Rallye de Monte-Carlo es una de las citas del motor de competición más establecidas, conocidas y exigentes del mundo. Desde 1911, ha retado continuamente a pilotos, copilotos y equipos durante el mes de enero, con condiciones meteorológicas y de carretera adversas en la región montañosa situada encima del principado. Con su lugar fijo en el calendario anual del motor de competición, marca tradicionalmente el inicio, y uno de los momentos cumbre, del Campeonato Mundial de Rally, que se celebró por primera vez en 1973.

El fabricante de Mladá Boleslav, cuya exitosa implicación en los deportes de motor se remonta a 1901, estuvo representado en la segunda edición de la carrera: el 21 de enero de 1912, el Conde Alexander “Sascha” Kolowrat-Krakowskysalió al volante de un vehículo Laurin & Klement y condujo de Viena a Montecarlo. En esa época, Viena era uno de los puntos de salida de la carrera, que más adelante se organizaría como rally. Kolowrat-Krakowsky recorrió una distancia de 1.319 kilómetros a temperaturas de hasta -18 grados Celsius, y tuvo que pasar por numerosos checkpoints. En Monte-Carlo, el organizador otorgaba puntos adicionales por la elegancia y confort del automóvil, así como por su estado técnico. Además, los conductores tenían que demostrar sus habilidades de conducción en una prueba de destreza.

Héroes del período de entreguerras: Skoda Popular y Rapid

Hoy hace ochenta y cinco años, el 25 enero de 1936, Zdenek Pohl y Jaroslav Hausman escribieron el siguiente capítulo en la historia de Skoda Auto en el Rallye de Monte-Carlo. El equipo, bien coordinado, se dirigió a la línea de salida al volante de un Skoda Popular Sport. El roadster, con una velocidad punta de 110 km/h, estaba basado en el chasis modificado del Popular, pero utilizaba el motor de 1.4 litros del Rapid, más potente. Sus dos depósitos de gasolina contenían hasta 170 litros de carburante. Con un consumo medio de 11,3 litros cada 100 kilómetros, el motor de cuatro cilindros tenía una autonomía de 1.500 kilómetros. El peso total era de 790 kilogramos, de los cuales 250 kilogramos eran de la carrocería abierta. Con un conductor y un acompañante, el Popular Sport pesaba 960 kilogramos. Enfrentándose al tiempo invernal, Pohl y Hausman estaban equipados con ropa caliente, un sistema de calefacción de aire cálido adicional y soportes para los termos que tenían a su disposición. Un marco calefactado desmontable para el parabrisas garantizaba una buena visibilidad, y el asiento del acompañante podía plegarse, permitiéndole dormir durante la maratoniana conducción.

Los dos checoslovacos decidieron viajar a Montecarlo desde Atenas – en aquella época, la capital griega era simplemente uno de los posibles puntos de salida para los participantes. El viaje fue arduo: solo para la primera etapa de 850 kilómetros de Praga a Trieste, el Popular SPORT necesitó 17 horas. Tras llegar a Atenas, Pohl y Hausman tenían cuatro días más para recuperarse y preparar técnicamente el coche para lo que tenían por delante. Tuvieron que hacerlo sin mecánicos y sin un vehículo de servicio con herramientas profesionales. Y entonces salieron: en cuatro días, tenían que conducir de Atenas a Belgrado pasando por Tesalónica, de Budapest a Viena y finalmente llegar hasta Mónaco, pasando antes por Estrasburgo y Aviñón. En total, Pohl y Hausman cubrieron una distancia de 3.852 kilómetros. Los pasos de montañas cubiertos de nieve hicieron el viaje aún más difícil: cuando los neumáticos B`

Skoda en el Rallye Monte-Carlo: 85 años de éxito